Dos tetraedros unidos, masculino-femenino, conforman la estrella de David y la multiplicación de tetraedros hasta 64 (el número de codones del ADN y el número de hexagramas del I Ching) nos conducen hasta una figura representada en todas las tradiciones espirituales llamada La Flor de la vida.
Dentro de esa matriz, encontramos una forma geométrica llamada “matriz isométrica de Buckminster Fuller”, el descubridor de un isótropo en un meteorito cuya geometría ha dado lugar a las casas modelos domo, etc.
A esa matriz isométrica se le ha llamado “vector en equilibrio”. (Por ejemplo: las casas fabricadas con este modelo realmente tienen el poder de restablecer la energía porque reproducen el equilibrio cósmico).
La vida sigue este mismo modelo pues la célula huevo o cigoto se divide en dos, y después en cuatro y ocho esferas y así sucesivamente hasta 64, que es el mismo número de codones de la molécula del ADN.
El código binario reproducido en el Tao (el yin y el yang) se puede encontrar también en la informática, que sigue esta progresión en las memorias RAM de 64-128-256-512 megahertzios o en las propias memorias USB.
Incluso en el I Ching podemos hallar estas progresiones y demostrar geométricamente que el antiguo oráculo chino es más que eso, de hecho es un plano del Orden Cósmico. Por ejemplo: los dos hexagramas primarios, tierra (Chien) y cielo (Kun), compuestos de seis trazos partidos y seis trazos enteros, respectivamente, son la única manera de construir la estrella de David en 3D (2 tetraedros opuestos y complementarios).
Dos tetraedros en tres dimensiones (3D) suman 12 lados, añadiendo tetraedros por el sendero de la geometría sagrada nos lleva al 24, 36, 72 y, por fin, al 144, el número de la revelación, que aparece en el Apocalipsis y que la tradición recoge como que 144.000 despiertos son los necesarios para la llegada de la Luz. Según otros eruditos, cuando la conciencia vibra a 144 hertzios (Hz) es la frecuencia del despertar (o de la condición normal de la conciencia y del cuerpo).
En fin, hay mucho información al respecto y muchas interpretaciones, algunas muy profundas y otras un poco descabelladas.
Lo cierto es que la relación entre geometría y creación, entre la forma y el vacío está demostrada por la observación y por la experiencia subjetiva a través de la práctica de zazen, que es la postura de meditación zen.
Curiosamente, la figura geométrica de la molécula del agua es un tetraedro, que funciona como un transductor de la información del vacío.
Por otra parte, el agua es el único elemento que se expande al enfriarse y se contrae al calentarse, es decir, que tiene una estructura termodinámica diferente, y se refleja en su geometría al enfriarse, concretamente hexagonal, como demostró Masaru Emoto mediante sus experimentos con agua helada. El copo de nieve es un vector de equilibrio hexagonal, es un fractal (ver: La geometría del universo y La forma y la conciencia del universo ).
Entonces, la expansión es una esfera. Las ondas electromagnéticas se propagan de forma circular, lo que percibimos e interpretamos como una onda, no es más que la parte visible (la mitad) de la esfera que gira. Es igual para una ola.
Por ejemplo, en esa latitud, se encuentran los volcanes más activos de Hawai y la ciudad de Teotihuacan. Los anillos de Saturno y Júpiter también cumplen con esto y se ha fotografiado el Polo Norte de Marte encontrándose un hexaedro, es decir, una entrada a su parte interna. El Polo Sur de Saturno es un enorme vórtice que parece estar absorbiendo energía como un agujero negro, lo que lleva al centro del planeta. Todo ello también se cumple en el Sol: las mayores llamaradas solares están en el 19’47 latitud Norte y Sur, también.
8 estrellas de David en tres dimensiones, cada una conteniendo 8 tetraedros, generan una figura que irradia la esfera y que es la estructura del vacío por medio de los fractales.
“El vacío contiene el infinito, una forma fractal de lo pequeño y de lo grande.
“El vacío genera la realidad y la realidad refleja la estructura del vacío”.
Esa es la estructura del vacío y allí estaría la clave para llegar a la Energía Libre, o energía del punto cero (ilimitada y universal) y cuya clave reside en la geometría: 64 cubos de tetraedro son la estructura del vacío.
La geometría del colapso debe ser el menor volumen geométrico posible, y este corresponde al tetraedro. Esa es la estructura del vacío y el camino hacia el potencial infinito de energía y gravedad. En el equilibrio entre uno y otro, está el Ser.
Un equilibrio que, incluso geométrica y matemáticamente, nace de los movimientos de sístole y diástole del cosmos, contracción y expansión, inspiración y exhalación, flujo y reflujo, correspondientes respectivamente a la gravedad (curvatura del espacio-tiempo) y a la radiación electromagnética de todo lo creado.
Nuestro sistema solar se encuentra en un brazo de la galaxia, bajando y subiendo a través del ecuador de la galaxia, recibiendo constantemente la radiación electromagnética de otros soles.
“Todo se mueve a la velocidad de la luz, incluidos los átomos. Nosotros también nos movemos a la velocidad de la luz. La tierra rota a gran velocidad y gira a más velocidad aún alrededor del sol, que a su vez todavía mucho más rápido gira alrededor del centro de la galaxia, que gira junto a otras galaxias, etc.
Pero en realidad “no hay movimiento, lo que hay son fluctuaciones”.
Tenemos la idea de una continuidad sin fisuras, porque nuestros cerebros se encargan de manera eficiente de editar el material que recibe. Pero todo en el universo se desplaza de a saltos cuánticos. El tiempo como entidad no existe.
El Universo expande energía en el vacío que luego se curva para generar la gravedad.
Cada parte contiene la información del todo. Como es arriba es abajo. El universo crea las cosas a su manera. Un átomo, una célula, un planeta, un sol, una galaxia. Todos surgen de la misma fuente original.
Siguiendo esta observación podemos deducir que si el centro de nuestra galaxia (y por ende de otras también) es un gran agujero negro, también el centro del Sol y de la Tierra y como nosotros estamos hechos a imagen del universo, siguiendo la misma geometría, tenemos nuestro propio agujero negro, de hecho el interior de cada célula es un agujero negro…